sábado, 23 de agosto de 2008

HAITÍ: EL PRIMER PAÍS DE VENAS LIBRES

El escritor uruguayo Eduardo Galeano, cuenta sobre las luchas de independencia de los esclavos haitianos y cómo esa libertad actuó “como el miedo a la peste” en los grandes países esclavistas de América. Y de cómo también las organizaciones comunitarias de los pueblos originarios han dejado una enorme fuente de agua fresca, para beber de las enseñanzas de nuestra historia.
Vos dijiste “estamos ciegos de nosotros porque estamos entrenados para vernos con ojos de otros.”
Galeano: Eso es una alineación, que es un proceso por el cual el esclavo se mira a si mismo con los ojos del amo y esto funciona en escala internacional. Yo me acuerdo que fui hace unos años a dar una charla a Martinica, la isla francesa que fue libre. Napoleón restableció la esclavitud en el Caribe, en Haití como en las otras islas. Como un rebote de la Revolución Francesa y de las insurrecciones de los esclavos eran islas en insurgencia sobre todo Haití. Al final la Revolución Francesa terminó por aceptar la liberación de los esclavos y Napoleón en 1804 la restituyó. Mirá que favorcito. Y poco después en Haití fue derrotado. Los haitianos derrotaron a las tropas napoleónicas. Una humillación que Europa jamás perdonó. Los negros derrotaron a Napoleón. Y yo fui a Martinica que era una de las islas protagonistas de ese proceso tan interesante y desdichado que tanta sangre costo, que tanto dolor produjo. Y entonces pedí para ver algunos textos de educación, por curiosidad. Gente de ahí que tenia hijos, sobrinos, nietos, hermanos o los propios textos que ellos habían estudiado y me dejaron ver, a ver como eran en francés. Es un país que suena todavía como apéndice francés, Martinica, Guadalupe. Y ahí descubrí que los negros, eran todos negros o mulatos y que la historia los escupe. Ellos no saben que son despreciados por la historia que leen, les parece normal que les cuenten que son nietos de Napoleón, no de Juana de Arco que fue quemada viva por la iglesia y por Francia, que en todo caso seria un antecedente mas lindo, pero ¿Napoleón? ¿Mi abuelito Napoleón? ¿Yo, negro, nieto de esclavo, reconozco como abuelo al que esclavizo a mi abuelo? Vos te das cuenta que es un proceso de alineación total, de desprecio completo con la realidad. Y los franceses les enseñan esa historia. No la historia de ellos, la verdadera, sino la historia de Francia como si Francia fuera una unidad que los abarca y en realidad es una unidad que los usa y los desprecia.
Entonces en Haití, que hoy esta ocupada por fuerzas militares extranjeras auspiciadas por el ejército de los Estados Unidos, hay una lucha que viene de cientos de años…
Galeano:Haití, es el ejemplo mas claro del problema negro. Del problema blanco, no del problema negro. Fijate que los haitianos estuvieron durante años pagando una indemnización a Francia por el delito de haberse liberado. El primer país de venas libres fue Haití que no solo se libero de la metrópoli, corto lazo colonial y además libero a los esclavos. Detalle que, por ejemplo en Estados Unidos, no se les había ocurrido. Cuando los Estados Unidos se configuran como país, lo que eran las colonias de Inglaterra, se unen formando ese nuevo país, se olvidan de liberar a los esclavos, por que de los esclavos vivían, había medio millón de esclavos que siguieron siendo esclavos. Se llamaba la peste que venia de Haití que era la peste de la libertad. Se llamaba haitianismo. Thomas Jefferson, Washington, advertían contra el peligro de esa peste. Y en Brasil también, los amos de los esclavos, por que Brasil fue el último país que abolió la esclavitud en el mundo, también ponían un grito en el cielo contra el haitianismo que era la influencia de la peste de la libertad. Haití es un país admirable, despreciado, ignorado, maltratado. Uno de los casos de racismo más claros, como es Bolivia, también en lo que tiene que ver con el racismo contra los indios. Bolivia un país indígena, Haití un país negro. Yo me canse de leer artículos e informaciones de agencias, todos los sucesivos levantamientos del pueblo boliviano de estos últimos años que han desembocado por fin en el triunfo de Evo Morales, que es la desembocadura de un proceso muy largo con muchos muertos, de afirmación de la voluntad de cambio de las masas oprimidas y despreciadas, de esas mayorías indígenas bolivianas. Entonces me canse de leer todas las palabras que empezaban con in. Bolivia era un país ingobernable, incomprensible, inviable. He estado en Bolivia muchas veces, conozco bastante bien ese país y lo amo, pero era in, in, in y claro que era incomprensible para los que lo miran desde afuera, que son incapaces de comprenderlo por dentro.
¿Todavía hay en Bolivia, como en los lugares donde quedaron rastros de los quilombos, muchas formas de organización comunitaria?
Galeano: En los países que tienen mas fuerte presencia indígena las formas comunitarias de vida han logrado sobrevivir, es un milagro muy saludable.
Milagro y por ahí un paradigma también…
Galeano: Si, es un ejemplo de que se puede construir una sociedad que no este centrada en la codicia, donde la solidaridad es el eje de la integración.
Vos valoras en tu escritura el rescatar la lucha de los pueblos indígenas.
Galeano: Es fundamental que América recupere esa dignidad, pero no como acto de lealtad arqueológica, ni como una invitación al museo, “vamos a entrar al museo de la historia” yo soy un pésimo visitante de los museos me duermo en todos. Es una invitación a la vida, al asombro de la vida, a la electricidad de la vida. Creo que hay voces que vienen del pasado mas remoto, que yo digo nuestro, aunque yo no creo en la cosa biológica, del porcentaje de sangre indígena. En los análisis de sangre todas las sangres son iguales, ¿o hay sangre negra en Haití? Creí que era roja siempre, esos disparates del racismo que tenemos incorporados, tan metidos adentro. Yo siento que los nacidos en América o los que han llegado a América, aunque no hallan nacido en ella, la han adoptado como tierra propia que la aman porque se sienten queridos por ella. Tenemos un pasado a rescatar, una herencia a rescatar, que es la más remota, esa herencia que es digna de rescate es un buen alimento, un agua de beber, estamos muy sedientos, este es un mundo sediento que deambula por el desierto loco de sed no sabe donde ir, y esas voces que suenan desde el pasado mas remoto antiguo nos dan un agüita fresca para beber. Y tiene que ver con la herencia comunitaria, esto que decías recién, de cómo se logró ese milagro tras tantos siglos de persecución, de desprecio, de castigo feroz, cómo lograron sobrevivir esas formas comunitarias de vida. Así como las otras herencias indígenas que yo creo que son muy importantes, la certeza de la comunión humana con la naturaleza, esta vieja lección olvidada

ENTREVISTA REALIZADA AL ESCRITOR EDUARDO GALEANO PARA LA REVISTA QUILOMBO!
JURAMENTO AFRO EN HAITÍ
Eh! Eh! Bomba! Heu! Heu!
Canga, bafio té!
Canga, mouné de lé!
Canga, do ki la!
Canga, li!

(Juramos destruir a los blancos
Y a sus posesiones;
Mejor morir que faltar
A este juramento)






sábado, 16 de agosto de 2008

LOS NEGROS Y LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1810

Los negros en la revolución de mayo


Desde los primeros meses de 1810 empezaron a llegar a Buenos Aires las noticias sobre los desastres en España .En Marzo se supo de la rendición de Gerona y Almadén y el Doctor Don Tomás de Anchorena dio la voz de alarma en el cabildo .El 13 de Mayo una fragata inglesa procedente de Gibraltar trajo la evidencia de la invasión, la toma de Sevilla y Málaga, la caída de la Junta Suprema y la formación en Cádiz del Consejo de Regencia.
España parecía perdida, se encontraba acorralada, sin saber que hacer, la autoridad de ¿Quién dependía? El virrey a cesado en el y el poder legitimo quedó vacante, Los vecinos apoyados en los jefes militares piden un Cabildo abierto, pero como estaba formada esa población del destemplado otoño de 1810, seguramente tenemos una imagen ya incorporada de las revistas y los libros de la escuela primaria, pero la población no era solamente de criollos y españoles era mucho mas complejo el panorama social y político.
Los pueblos que se acostumbran a ser indiferentes por lo que más les afecta como tales y olvidan con ligera injusticia a sus antepasados y acontecimientos históricos, renuncian a lo que ha sido su existencia en el ayer y sin la cual nada hubiesen llegado a ser en el presente.
La revolución de mayo de 1810 no se hubiese convertido en símbolo de nuestra libertad sin el trabajo de hombres y mujeres que no figuran en los libros de historia y tampoco se nombran en las aulas como fue la entrega y sacrificio de aborígenes americanos y de negros arrancados del corazón africano para ser explotados en una tierra ajena y a una causa libertaria que no los tenía en cuenta como hombres. No es el color de la piel, ciertamente, una característica que sirva para medir calidades humanas, en realidad, los seres humanos se diferencian por su calidad moral, por sus sentimientos, por la altura de sus ideales. Ignorar hoy esta verdad fundamental equivale a vivir en un mundo irreal. Pero estos hombres, estos soldados negros, vivieron un mundo intolerante, una sociedad esclavista y por eso se acrecientan sus virtudes, sus justas aspiraciones de libertad, por eso los recordamos y los homenajeamos.
En los años que siguieron al 1810 no se registraron grandes cambios en la población y en la estructura física de la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, hubo transformaciones profundas en todos los planos pues la revolución significó un corte abrupto en el proceso político además de una ruptura en lo comercial, económico y cultural.
La esclavitud empezaba a ser cuestionada, los negros fueron considerados como personas, sí... Personas de menor categoría.
Aunque la Argentina blanca ha tenido éxito en ocultar su pasado de inmigrantes africanos, las huellas regresan cada tanto desde el fondo de la Historia, como una triste victoria tardía. En 1810 los negros constituían la tercera parte de la población de Buenos Aires, pero en apenas cincuenta años casi habían desaparecido. El fin de la esclavitud sólo sirvió para exterminarlos.
Los negros eran el 33 por ciento de las 44.000 personas que habitaban Buenos Aires en 1810, pero hacia 1887 ya eran sólo el 2 por ciento de la población.
El Cabildo de la ciudad, un céntrico edificio de clara arquitectura colonial que, por haber sido el asiento geográfico de la Revolución de Mayo, hoy es uno de nuestros símbolos históricos y patrióticos, era entonces el sitio de las ventas públicas, donde mujeres y hombres casi desnudos, adultos y niños traídos violentamente desde África con marcas de hierro candente en sus cuerpos, expuestos aquí a enfermedades y bajas temperaturas desconocidas para ellos, se convertían en piezas de la oferta y la demanda de los concurrentes.
Los posibles compradores? Familias pudientes, órdenes religiosas y negociantes que enviaban su mercadería a las minas de Potosí, en la actual Bolivia. Buenos Aires no era entonces más que un pueblo de 400 casas de barro y paja, pero rápidamente se convirtió, junto con la vecina Montevideo, en uno de los dos grandes centros esclavistas del Río de la Plata.
En zonas rurales, las tareas en las haciendas coloniales propiedad de laicos, jesuitas y otras órdenes, estaban a cargo de mano de obra esclava, negra o mulata. La Compañía de Jesús, el Estado español por medio del Cabildo, las familias principales, los grandes comerciantes e incluso las capas medias de la población, fueron, si se los considera en conjunto, dueños de miles de africanos a su servicio.
De 1776 a 1810 un tercio de los esclavos de Buenos Aires consiguió comprar su libertad, procedimiento conocido como MANUMISIÓN, para lo cual el individuo africano debía esforzarse por reunir, muchas veces con ayuda de su familia, del barrio o de una cofradía, los cuatrocientos pesos en que estaba tasado
Tres tipos básicos de agrupaciones de africanos comenzaron a constituirse en aquel Buenos Aires ya en tiempos del Virreinato: las cofradías, las naciones y las sociedades. El control de estas agrupaciones fue ejercido primero por la Iglesia y posteriormente por la policía. Su expresión principal eran los bailes públicos, con cuya recaudación solventaban los gastos de misas, funerales y ayuda a los enfermos.
El sostenimiento de la tradición en los afroporteños constituyó un espectro amplio, profundo en su aspiración de salvaguardar, hecho de costumbres y rituales públicos y privados; por ejemplo, mediante el canto y la música. De forma intermitente dichos bailes públicos pasarían por épocas de prohibición y libertad. Vinculado con fuerza al ritual celebratorio, pero también al religioso e incluso al funerario, el candombe fue, no obstante, tachado algunas veces de danza lujuriosa, salvaje y con potencial subversivo. De esa natural heterodoxia se deriva una hipótesis sugerente: la fiesta colectiva negra llamada candombe, desarrollada sólo por los afroporteños, con el tiempo parece haber dado lugar a otros ritmos, bailes clandestinos y de suburbio en donde se introducen también los blancos pobres.Caracterizada como una burda pero exitosa imitación por los compadritos blancos de los bailes negros, surge entonces la milonga. A su vez, la milonga se convertirá en una especie de etapa musicológica preliminar para el surgimiento del tango.
La música servirá para mantener viva la llama de la tradición y de la libertad arrebatada a los negros del virreinato y el candombe será entonces una luz que con su voz mantendrá viva la lucha de los oprimidos.
El Candombe es supervivencia del acervo ancestral africano de raíz Bantú traído por los negros llegados al Río de la Plata. El término, es genérico para todos los bailes de negros: sinónimo pues, de danza negra, evocación del ritual de la raza. Su espíritu musical contagia las añoranzas de los desafortunados esclavos, que de golpe se vieron transplantados a América del Sur, para ser vendidos y sometidos a duros trabajos. Eran almas doloridas, guardando incurables nostalgias del solar nativo. En época de colonia, los africanos recién llegados llamaban a sus tambores con el nombre de tangó. Con este vocablo también llamaban al lugar donde los negros realizaban sus danzas candomberas, las cuales además eran denominadas con este término.
Con la palabra Tangó se designaba el lugar, el instrumento y por extensión el baile de los negros.